Después de la observación de artistas expresionista, los alumnos trabajan la técnica de pincelada grotesca y el color intenso, en la figura que han elegido para este trabajo.
Karina Bastos
Karina Bastos
           - PREDICADO
  NO VERBAL NOMINAL: 
                                                        *
   PREDICADO SUSTANTIVO: [DIOS, MI CAMINO.]   
                                                                                                                                    N                                             
   
                                                        *
  PREDICADO ADJETIVO: [JUAN, HERMOSO.] 
                                                                                                                           N 
            -  PREDICADO NO VERBAL ADVERBIAL: [JESÚS, SIEMPRE.] 
                                                                                                                  N 
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Había una vez un
  venado —una gama— que tuvo dos hijos mellizos, X cosa rara entre los venados. Un
  gato montés se comió a uno de ellos, y quedó sólo la hembra. Las otras gamas,
  que la querían mucho, le hacían siempre cosquillas en los costados. 
Su madre le hacÍa
  repetir todas la mañanas, al rayar el día, la oración de los venados. Y dice
  así: 
I. Hay que oler
  bien primero las hojas antes de comerlas, porque algunas son venenosas. 
II. Hay que mirar
  bien el río y quedarse quieto antes de bajar a beber, para estar seguro de
  que no hay yacarés. 
III. Cada media
  hora hay que levantar bien alto la cabeza y oler el viento, para sentir el olor
  del tigre. 
IV. Cuando se
  come pasto del suelo hay que mirar siempre antes los yuyos, para ver si hay
  víboras. 
Este es el
  padrenuestro de los venados chicos. Cuando la gamita lo hubo aprendido bien,
  su madre la dejó andar sola. 
Una tarde, sin
  embargo, mientras la gamita recorría el monte comiendo las hojitas tiernas,
  vio de pronto ante ella, en el hueco de un árbol que estaba podrido, muchas
  bolitas juntas que colgaban. X Tenían un color oscuro, como el
  de las pizarras. 
¿Qué sería? Ella
  tenía también un poco de miedo, pero como X era muy traviesa, X diÓ un cabezazo a aquellas cosas,
  y disparó. 
X Vio entonces que las bolitas se
  habían rajado, y que caían gotas. Habían salido también muchas mosquitas
  rubias de cintura muy fina, que caminaban apuradas por encima. 
La gama se
  acercó, y las mosquitas no la picaron. Despacito, entonces, muy despacito, X probó una gota con la punta de la
  lengua, y se relamió con gran placer: aquellas gotas eran miel, y miel
  riquísima porque las bolas de color pizarra eran una colmena de abejitas que
  no picaban porque no tenían aguijón. Hay abejas así. 
En dos minutos la
  gamita se tomó toda la miel, y loca de contenta fue a contarle a su mamá.
  Pero la mamá la reprendió seriamente. —X Ten mucho cuidado, mi hija —le
  dijo-con los nidos de abejas. La miel es una cosa muy rica, pero es muy
  peligroso ir a sacarla. Nunca te metas con los nidos que veas. 
La gamita gritó
  contenta: —¡Pero no pican, mamá! Los tábanos y las uras sí pican; las abejas, X no. 
—Estás
  equivocada, mi hija —continuó la madre—. Hoy X has tenido suerte, X nada más. Hay abejas y avispas
  muy malas. XCuidado, mi hija, porque me vas a
  dar un gran disgusto. 
—¡Sí,X mamá! ¡Sí,X mamá! —respondió la gamita. Pero
  lo primero que X hizo a la mañana siguiente, fue
  seguir los senderos que habían abierto los hombres en el monte, para ver con
  más facilidad los nidos de abejas. 
Hasta que al fin X halló uno. Esta vez el nido tenía
  abejas oscuras,X con una fajita amarilla en la
  cintura, que caminaban por encima del nido. El
  nido también era distinto; pero la gamita pensó que, puesto que estas abejas
  eran más grandes, la miel debía ser más rica. 
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